20 Apr
Consideraciones contra la libertad creativa 1

Photo by Matteo Catanese from Unsplash


¿Se imaginan si los fabricantes de guitarras reclamaran como suyas las canciones compuestas en ellas? ¿O que Canon te dijera que la foto que tomaste con su cámara es suya y que pueden usarla como les plazca? Para mayores males hipotéticos, que Photoshop diga que la foto que has modificado tú, sea ahora propiedad de la Adobe y que lo puede usar con fines demostrativos o de mercadeo global, sin que percibas un emolumento al respecto.

¿O que las palabras usadas por los compositores y autores asociados reclamen como propiedad intelectual y que en un acuerdo con la RAE, no se permita el libre uso de estas palabras, porque si no tendríamos que pagar un impuesto cada vez que los usemos en nuestras conversaciones cotidianas?

¿O que las notas DO RE MI FA SOL LA SI estén registradas y no se pueda usar ni la clave de sol, ni el acorde de fa menor o una escala de do mayor?

¿Que silbar esté prohibido porque atenta contra la propiedad intelectual por expeler aire cantarina recreando un cover de alguna canción escuchada en la radio, en un concierto, en un CD o DVD?

¿Que todo el negocio de la pornografía tome como suyo el material audiovisual y que no permita a sus espectadores recrear las mismas poses, gestos, danzas, chanzas y otros más, porque están registrados intelectualmente? Contra esto, surgiría el item legal que los libros como el Kamasutra, el Ananga Ranga y el Libro de la Almohada, entre otros, consideren como suyas el invento del sexo y que nadie pueda practicarlo no sin antes un consentimiento del pago por propiedad intelectual, recreando en cierto modo el inefable cartelito de F.U.C.K. que data de la época de Enrique VIII.

¿Que muchas de nuestras palabras usadas en la cultura oral, en la cotidianeidad de nuestras charlas, conversaciones, sean prohibidas porque los autores de libros los han usado en sus publicaciones y por esto del tema de la propiedad intelectual, no podamos los simples y mortales incultos, hablar lo que nos venga en gana, porque está constituido como defensa de los autores asociados, la RAE y otros organismos encargados de cobrar por una eternidad emolumentos, con respecto del uso de las obras musicales y de palabras registradas?

Si no, vean el caso de una empresa taiwanesa que patentó como suya la canción del Happy Birthday y que hoy en día la Humanidad está en una fuerte deuda por el uso inapropiado, libre, desinteresado, incobrable de esa canción, cantada a menudo todos los días del año por los millones de ciudadanos que lo celebran.

Surge el temor que si las empresas textileras registraran como suyas los colores, las pantoneras y los modelos de ropa, entonces ya no tendríamos con qué vestirnos. Y como los colores usados en ropa, no son los mismos utilizados en el maquillaje, entonces la amplia variedad de empresas dedicadas a este rubro, patenten sus colores aplicados en la piel humana y no tengamos tampoco qué usar. Mimos, clowns, payasos, actores, etc. se quedarían sin el recurso visual con que se les caracteriza. Las mujeres no tendrían acceso al maquillaje.

Mi temor tambien está que, si alguien patenta el ruido de los motores, nos quedaremos sin esa bulla (por un lado como alivio) pero por otro lado, la humanidad de nuevo estaría envuelta en una deuda impagable por tantos siglos de uso indiscriminado del uso del ruido de motores sujetos a máquinas.

Otro detalle es que el silencio ya está patentado. John Cage compuso su famosa partitura titulada 4:33, en el que por cuatro minutos y medio, solo se escucha el silencio o ruido ambiental, no se ejecuta el piano ni ningún otro instrumento. Los herederos de John Cage cobran por el uso del silencio que se haya convertido en canción (que dure mas alla de los 30 segundos y que esté signado como composición propia del grupo). Esto le pasó a un grupo de krautzrock que luego, por los reclamos de propiedad intelectual, tuvo que pagar un emolumento cerca de las seis cifras a los herederos de John Cage, porque ya estaba patentado por él y los álbumes del grupo pagadero ya habían sido publicados. Claro que en el caso de ellos, duraba cerca de un minuto 44 segundos.

Si alguien consigna como patente y propiedad intelectual las sábanas, los edredones y demás ropa de cama, ya no tendremos con qué dormir en las largas, frías y aburridas noches.

Peor sería si alguien jura ser hijo de dios y patenta el estómago humano, cosa que por un lado nos libra de comer y morirnos de hambre, pero por otro lado se convertiría en un ser repulsivo quien ande promoviendo esa idea, porque el estómago es universal, pero ante las leyes, nada es universal, si se trata de pasar por caja y cobrar todo el dinero acumulado que le rinden ganancias al avivado, justamente por no mover nada y hacer el minimo esfuerzo, a costa de los demás.



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