06 Jun
¡Qué! ¿Unas perlas? (2)

* Photo by Bhavyesh Acharya on Unsplash


La cerveza es bienvenida y a buen precio. La comida llega de las manos de la negra Louisa (importante recalcar el Loui en su nombre, si no, no te sirve ni mierda), a partir de las dos y media. La casa de la Domi abre desde temprano, para esos parroquianos domingueros o pajarracos del mañanero. Afuera de la casa se ha dispuesto de dos bancas largas de madera, para que esperen en caso de llegar demasiado temprano. Pero también ahí mismo se arma jarana, chingana, naipes y espuma de chela en los suelos luego de hacer el lavado centrífuga de los vasos cristalasol, autoservicio para los flojos beodos. El que la seca, la llena. El que tira la caja, la repone. Y si no la repone, la compone con una flaca o dos. 


Los parroquianos son sus propios guardianes. Grescas y pleitos son controlados a pulso. Cuando la Domi pesca un conato, manda cerrar el burdel y adiós a todos, sin chistar. Ya arruinaron el día carajo. Como la cagan, imbéshilos. La mayoría son vejales a poco de terminar vegetales, dandose la buena vida, lo que ya quisiera todo escolar un día sábado. Los menores de edad no pueden pisar esa zona. A los jovencillos o gandallas los desvirgan cuando les toca. Salen más que felices, acaban de conocer el espacio y rozar el universo con alguna de las damiselas portentosas y esplendorosas de la casa de la Domi, mejor dicho la casa de Farruko. 


El ambiente matutino chelero se sentía pese a la poca clientela dentro de la casa. La poli ni la muni están permitidos de pasar haciendo rondas por ahí, no se meten. Salvo que lo hagan de paisano, fuera de horario de trabajo y quieran degustar las delicias de este jardín, el paraíso dejado por Farruko. 


Rockatmellio aterrizó ahí con dos halcones que lo llevaron a que conociera el lugar apto para suecos. Estando cerca, Rockatmellio se sentía a sus anchas ni bien entrando a la casa de Farrujo. Nunca antes había ido, pero se sentía cómodo. La Seño ya está acostumbrada a que le propongan una sesión, pero ella firme en sus trece es quien regenta y pone orden en la casa de Farruko. No le ligó a Rockatmellio, pero la interesante conversación le daba pie a pensar en un buen material para componer una canción. Sería una versión mejorada del estúpido Pedro Navaja, un homenaje a Farruko, sin mencionarlo directamente. La base musical sería un blues lento, tomando ideas de Jack White. 


* Photo by Dimitri Bång on Unsplash


Vale vergas decirlo: todas las féminas eran feas. Pero la Seño, la Domi, era la única guapa. Pero si vas a buscar turno para una sesión amatoria (o dos si te rinde el cuerpo, o tres al hilo si andas pipiléptico y euforizado por la rica coquita), el cuerpo importa más que la cara, su buen tarro mas que la delantera, que se mueva rico y sepa deslecharte en una, es lo que manda. ¡Coño! ¿Vas a cachar o a hacer poemitas ridículos, so gordo chipi joputa? 

(Eso último va para todo lector apreciado y conocedor, y chipi.)


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