05 Jun
Sobre versos tristes

Rockatmellio leía esto en alguna parte de una columna en un diario: «el hombre es un miembro del reino animal, del filum de los cordados, del subfilum de los vertebrados, de la clase de los mamíferos, de la subclase de los euterios, del grupo de los placentarios, del orden de los primates, del suborden de los pitecoides, del infraorden de los catarrinos, de la familia de los hominoides, de la subfamilia de los homínidos, del género homo y de la especie stupidus». No entender un carajo es propicio para crear una canción en base a este corpus de ininteligibilidad, , así como esa otra que intercalaba líneas de las sentencias de oro de Pitágoras en una canción fallida. La explicación del humano correspondía a las tantas clasificaciones a las que era parte el ser humano, como parte de su evolución de homínido a erectus erectus. Quizás el malestar lo usara cual catarsis para escribir. Anotó algunas líneas en un bloc de notas y pergueñó un texto intransigente.  


Sobre versos tristes 

Esta noche ya no escribiré los versos tan triste
que desde anteayer me embargaban (parafraseando al buen Neruda)
sino otros, en estado afectuoso,
sentimientos cambiantes
con el pasar de las horas, de los días, de las estaciones del año,
metempsicosis de pensamientos
que se vapulean entre neurona
y neurona, química electrolítica
que sucede por alguna sinrazonada razón.

Escribiré por ejemplo,
que Mamá Kanguro se nos muere desinflada entre nuestras manos,
y su hijito nada puede hacer. El maltrato ha sido total
por unos gamberros, hartos del ornato de la lagunita
y la luz se nos apaga a nuestro alrededor. A lo lejos,
un perro aúlla como lobo, sabedor de lo que
nos está pasando: es triste, todo esto.

Pero no insistiré, habrá versos mejores, poetas mejores,
líneas enteras mejores para leer y no desmayar
en el intento, en este mundillo de
literar literatura como negocio,
simples grafómanos que se precian de ser
autores de bodrios totales, contaminando las cansadas
retinas de los viciosos a la lectura.

Me abogo por unos versos con sentido fraterno,
una aburrida reunión social, con buffet
incluido por expensas de la casa,
dos hermanos reconciliados que a la vera
del camino, que emprenden a los alrededores
de la magna casa, una paloma muerta encuentran,
el ritual en el mas completo silencio se hace,
sin remilgos él excava un pequeño agujero,
ella colecciona flores celestes de pétalos pegadizos a los dedos,
el sentimiento en común de darle pagana sepultura antes que
un gato roedor se ensamble un almuerzo regalado,
olvidando que la palomita, tierna, era casi persona
también, una madre sin hijitos por cuidar,
una rama en forma de aspa y las flores cubren
su inerte cuerpo, un montículo de tierra disimulado,
ora comprendieron el sentido de la muerte,
ora el silencio es prolongado y permanente entre
los dos, pacto sagrado de no romper esa ausencia
de palabras, de comunión sin ser comunión,
situación nada fácil de seguir insistiendo
con el verso.

Denodado esfuerzo fútil de lidiar con las palabras,
manadas escurridizas de la lengua
que no se dejan atrapar de buenas a primeras,
ahi va campante y sonante el verso,
sin lectores de buenas a primeras,
que ya no quieren pensar sino distraer leyendo,
sin mucho esfuerzo de la mente.

Un verso alegre es aquel que dice
que por fin luego de tanto tiempo,
pudo recibir respuesta de un amigo suyo,
quien hacía dos años por una sobredosis accidental,
se murió ('suicidio' arguyen los maledicentes,
'muerte de mi hijo', arguye el padre del amigo)
cual nigromante practicante, pudo sonsacar el
actual estado de su caro amici,
sabiendo de antemano temas complejos como el manejo de las
vibras y el contacto hipersensible con el más allá
en este mundo del más acá,
el alivio de conocer su estado fue enorme.

Pero el verso insiste con ser esquivo, malo,
que solo aflora fiel genialidad a aquellos seres
dotados de la excesiva prolijidad de sus versos,
cual artesanos o joyeros de la finura y lisura,
metódicos, obsesivos, maniáticos por el verso,
y la rosa, infaltable en toda mención poética,
que se deja ser tocada, seducida ante pocos
mortales, como un Martín Adán para todo el siglo XX.
Girondo, Oliverio Girondo jugaba a las escondidas
y al matatirutirulá con las palabras,
lo suyo era hacer exactamente todo lo contrario
a los cánones academicistas de los cuchitriles
universitarios que refugiaban a los letrados en literatura.


* Photo by Rich Smith on Unsplash


Ser cursi es estúpido. Sino, comprueben con lo siguiente: 

«huelo mi mano y es tu mano en mi mano aroma de ti que aún pervive.
huelo mi manga y es tu brazo en mi brazo aroma de ti que aún persiste.
huelo el aire que me rodea y eres tú, abrazada a mi que te abrazo a ti.
cierro mis ojos y ahí estás, aún a mi costado en mi memoria.»


Definitivamente, esto no daba para una canción. Quizás sonsacar algunas ideas, pero no todo el bodoque de textos y anotaciones varias. Había mucho trabajo que hacer. Rockatmellio estaba cansado. Debía recuperar horas de sueño. 

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